No sólo gafas inteligentes: 6 fracasos épicos de los que aprender

Gafas inteligentes, coches futuristas, bolígrafos y mascarillas de belleza eléctricas. ¿Qué tienen en común? Fracasos épicos, fracasos estrepitosos, pero cada uno a su manera.

«¿Lo has intentado alguna vez? ¿Has fracasado alguna vez? No importa. Vuelve a intentarlo. Fracasa otra vez. Fracasa mejor».

La frase, atribuida al gran dramaturgo, escritor y poeta irlandés Samuel Beckett, nos devuelve de forma ejemplar laesencia del fracaso.

Todo gran innovador o innovadora ha encontrado a menudo obstáculos en el camino. Algunas ideas son a veces demasiado tempranas para el mercado, otras veces el marketing y la tecnología no funcionan.

En cualquier caso, de cada fracaso siempre hay algo que aprender.

Veamos más de cerca algunos casos de fracasos de época en el mundo de la alta tecnología y más allá, empezando por uno de los más sensacionales, las Google Glass.

1. Google Glass: las gafas inteligentes fuera de tiempo (y de mercado)

Google Glass, Hololens, Spectacles, marcos Amazon Echo. Cada empresa ha lanzado sus propias gafas inteligentes, todas ellas con el denominador común de salir del mercado.

Entre las causas de estos fracasos figuran un entorno económico real que aún no está preparado, algunas lagunas tecnológicas, un exceso de marketing y mucho más.

2012, un año glorioso para Google Glass

En elartículo del New York Times ‘Why Google Glass Broke’ leemos cómo las gafas inteligentes de la Gran G tuvieron en 2012, el año de su lanzamiento, un auténtico momento de gloria y una cobertura mediática sin precedentes.

Antes de anunciar su repentina desaparición, Google Glass:

1. La revista Time los ha calificado de «uno de los mejores inventos del año»;
2. Aparecieron en un episodio de Los Simpson;
3. La revista Vogue les dedicó nada menos que 12 páginas en profundidad;
4. Han sido probados por personalidades y presidentes de todo el mundo, desde el Príncipe Carlos hasta Oprah Winfrey. Y mucho más.

Sin embargo, Google Glass ha sido uno de los fracasos más sonados. La razón se expone rápidamente.

Las razones del fracaso

Elartículo de Forbes «Why Google Glass Failed: A Marketing Lesson» (Por qué fracasaron las Google Glass: una lección de marketing) enumeraba algunas de las cuestiones críticas clave en la dinámica del marketing. En primer lugar, no hubo un verdadero lanzamiento del producto.

Google Glass se anunció de forma poco convencional, a través de varias celebridades y de los primeros usuarios, pero sin un elemento clave: una fecha de compra real, lo que desbarató toda la estrategia de marketing.

A pesar de la gran expectación suscitada por el producto, la ausencia de un verdadero anuncio de pago que destacara los puntos fuertes de Google Glass socavó su mensaje y sus principales ventajas.

Además, ninguna explicación concreta de por qué era un producto excepcional que podría haber marcado la diferencia.

Una comunicación poco clara sobre las principales ventajas del producto dejaba, por tanto, a los clientes potenciales en un estado de incertidumbre y confusión, corroborado por una disponibilidad nada fácil.

El retraso en la distribución en puntos de venta físicos y en línea contribuyó a la pérdida de interés y al fracaso del producto.

Por último, pero no por ello menos importante, la cuestión de la privacidad; desde el miedo a ser filmado en momentos privados, como en los aseos públicos, hasta la prohibición en cines, casinos de Las Vegas y otros lugares donde preocupa que haya grabaciones ocultas.

A partir del 15 de marzo de 2023, Google ha anunciado el cese definitivo de la producción de Google Glass para empresas.

Tras el cierre de la Explorer Edition en 2013, Big G decidió centrarse exclusivamente en las empresas, excluyendo al público en general.

Google y la realidad aumentada

En 2022, Google anunció que seguiría trabajando en tecnologías de realidad aumentada, con «rumores» sobre la posibilidad de que las gafas sean capaces de traducir el habla de un idioma a otro en tiempo real.

El camino está trazado. Desde Apple hasta Meta, en colaboración con multinacionales del sector (por ejemplo, EssilorLuxottica), se está trabajando para sacar al mercado gafas inteligentes con minimonitores conectados al metaverso en un futuro próximo, con lanzamientos deseables en 2025.

Lo que aprendimos del epic fail de las Google Glass en 3 puntos

1. ¿Tiene un producto perfecto para su mercado? También aprovecha siempre los medios de pago para reforzar la publicidad gratuita;
2. Comunica claramente los beneficios diarios del producto;
3. Lanza el producto rápida y ampliamente para aprovechar el impulso.

• Gafas inteligentes y evolución histórica, lea nuestro artículo.

Las Google Glass, junto con otros productos que han protagonizado fracasos de época, se exponen en el Museo del Fracaso de Los Ángeles.

Museo del Fracaso, Los Ángeles: cuando se exponen los fracasos

En Los Ángeles hay un museo del fracaso, activo sobre todo con exposiciones itinerantes por todo el mundo.

El concepto de la exposición radica en la delgada línea que separa la innovación del fracaso.

Creado por primera vez por el psicólogo clínico Dr. Samuel West en Helsingborg, Suecia, el museo se trasladó a Hollywood en 2018, realizando exposiciones itinerantes por todo el mundo.

La mayoría de los proyectos de innovación fracasan.

Este es el mensaje central del Dr. West: tarde o temprano, todos los innovadores de éxito experimentan el amargo sabor del fracaso.

A menudo es una cuestión de mala sincronización. Proyectos presentados a destiempo, cuando el mercado aún no está preparado, como Google Glass. O productos con un concepto equivocado y repelente, como la lasaña Colgate.

El objetivo del museo es también ofrecer «una visión única del arriesgado negocio de la innovación».

Estos son algunos de los artículos expuestos:

2. DeLorean, el coche del futuro

La mítica máquina del tiempo DeLorean de Regreso al futuro, con puertas que se abrían como alas de gaviota, existió realmente, pero nunca «levantó el vuelo».

La culpa es de los desastres financieros del ex ejecutivo de General Motors John DeLorean, que probablemente arruinaron su reputación para siempre.

También obstaculizaron el éxito del futurista automóvil los retrasos en la producción, el bajo rendimiento y un fiasco de ventas probablemente debido a una coyuntura económica desfavorable. Este artículo de Wired lo cuenta todo.

Fuente de la imagen: https://www.gqitalia.it/tech-auto/article/john-delorean-storia-auto-foto

3. El bolígrafo Bic For Her

Diseñado «para caber en una mano pequeña», este bolígrafo Bic es un fracaso total, al menos desde el punto de vista social y cultural.

Objeto de burlas por parte de los usuarios desde su lanzamiento, con sus colores rosa y morado y creado expresamente para mujeres, a pesar de haber sido producido en 2011, el bolígrafo Bic For Her es anacrónico y vuela contra los estereotipos de género, 50 años después de los movimientos feministas.

Aquí tienes algunos comentarios sarcásticos de algunos usuarios sobre el Bic para Ella.

Y aquí está el divertidísimo vídeo que la famosa cómica estadounidense Ellen De Generis dedicó al tan discutido bolígrafo:

4. Rejuvenique: máscara de belleza espeluznante

Esta «máscara de belleza» no duró ni un año (1990 – †1990).

Su intención era tonificar los músculos faciales con electricidad, aplicándola tres o cuatro veces por semana sobre el rostro en sesiones de 15 minutos.

En el envase, la imagen testimonial de Linda Evans, conocida estrella estadounidense de la serie Dinastía.

Las críticas hablaban de la sensación de tener «mil hormigas» picándote en la cara. El dispositivo nunca fue homologado en cuanto a seguridad y, además, el diseño de la máscara dejaba bastante que desear, pareciendo sobre todo algo sacado de una película de terror.

Fuente de la imagen: https://www.vintag.es/2022/05/rejuvenique-electric-facial-mask.html

5. Lasaña Colgate

La conocida multinacional Colgate – Palmolive lanzó en 1982 Beef Lasagna, un sonoro epic fail, a juzgar por las críticas virales.

La asociación con la pasta de dientes es imposible de eliminar. En realidad, se trata de una falsificación, generada a partir de una posible maqueta.

El producto, de hecho, nunca llegó a fabricarse, sino que fue sólo una idea, magnificada por periódicos tan conocidos como el Mirror y la revista Food and Wine.

El «tam tam» mediático obligó a la empresa a emitir un comunicado legal y la revista Prospect le dedicó un amplio artículo con toda la historia.

Fuente de la imagen: https://outoftheboxmag.it/una-confezione-inventata-diventata-famosissima/

6. Boo.com y la burbuja de las punto.com

No es un objeto incluido en el Museo del Fracaso: Boo.com es un ejemplo clásico de la idea correcta en el momento equivocado .

Fundada en 1998, en los albores de la burbuja de las puntocom -cuando bastaba con ser una empresa relacionada con Internet para ser sobrevalorada por analistas e inversores-, fue fundada por los suecos Ernst Malmsten, Kajsa Leander y Patrik Hedelin y perdió 135 millones de dólares en dos años.

El grupo objetivo eran personas «cool y chic» que querían comprar su ropa por Internet. También incluía a la personal shopper: una Sra. Boo pixelada.

Entre las principales críticas figuraban el excesivo gasto en marketing y publicidad a escala mundial y una página web lenta y complicada, descrita por un periódico sueco como «una versión borrosa del infierno».

Fuente de la imagen: https://dctinternetmarketing19.blogspot.com/2015/09/boocom.html

Aunque los fracasos forman parte de la historia de la tecnología, muchos de estos «fracasos épicos» ofrecen valiosas lecciones a la industria:

• La primera es que innovación y funcionalidad deben estar siempre en equilibrio;
• La segunda es la cuidadosa consideración de las necesidades expresadas por el mercado;
• La tercera es la necesidad de una fase exhaustiva de pruebas del producto antes de su lanzamiento.

Todas las historias nos enseñan que cualquier proyecto innovador, más allá de entusiasmos efímeros que gira en torno a la creación de un producto «mitológico», debe desembocar en un objeto concreto y fácilmente disponible, útil para su público objetivo y en consonancia con las expectativas creadas por el mundo del marketing y la publicidad.